top of page

Daedalus.                                                              Cap.VI

 

     Anduvo diez minutos siempre en dirección nordeste. Primera vez en el barrio. La zona se llamaba así desde hacía tan sólo quinientos años. Barrio del Sexto Califato. Por supuesto, se desenvolvía a la perfección, como el resto de la humanidad, en neo-árabe, aunque no fuese su lengua materna. A decir verdad, tampoco tenía malditas ganas de entablar conversación con nadie.

    El barrio era un vestigio de la época pre-synáptica. Una pesadilla arquitectónica desquiciada salida de la mente enferma de una araña bipolar. Una maraña enferma de callejones impregnados de ese denso sabor a dióxido suspendido en el aire que le irritaba las córneas a cada paso que daba.

    Olía a grasa industrial y a verdura sintética hervida. Tuvo náuseas que consiguió amortiguar con paciencia, al poco rato, cuadrándolas con trabajo a corcheas a cada paso… inspiración , paso, náusea, espiración, paso, náusea. Y así, sucesivamente.

    Al adentrarse más y más en el laberinto, tuvo la sensación de estar buceando en una de aquellas películas cyberpunk clásicas que conseguía en las BDV's culturales; Ciertos grupúsculos de la resistencia conseguían mantenerlas online, pese al acoso y derribo inmisericorde de la Razia, el Cuerpo de Seguridad Intercorporativo en Eurasia.

    De lo escueto de cada portal, de lo mínimo de cada ventana, se derramaba un rosario de cables hacia el alcantarillado. Otros soportales y ventanucos, así como las portezuelas que asomaban entre el nivel de la calle y el subsuelo, vomitaban mangueras de fibra óptica amarradas entre sí, con bridas anchísimas, en racimos, que desembocaban en postes erguidos hacia el bajo-cielo colapsado. El paisaje fractal de cables y conexiones llegaba hasta donde alcanzaba su campo de visión.

    De las casas más bajas brotaban carteles luminosos rotulados en neo-árabe con pictogramas Pinyin, tal era la costumbre al uso. Le costaba esfuerzo interpretar la grafía china. Cargó un intérprete multilingua en la pupila izquiera y pudo leer tres carteles antes de torcer su deriva. Nada relevante; "Todo lo que pueda comer", "Soyin-Ha'al Autómatas de recreo" y "La auténtica parrilla sintética de iFu-eh' Aal".

    Al tomar la callejuela a la derecha, adivinó el bulto familiar de una cabina de descarga. Erguido junto a ella, con las manos ocultas en el ancho de las mangas de la casaca euroriental clásica, esperaba un hombre embozado, quieto como una sombra exacta, ocultos los ojos bajo un sombrero vietnamita de termonylon que imitaba la paja.

    Al acercarse con reparo, el embozado levantó la mano derecha.

    -Sa'ah iarim, Steganou… Al salah iarim e'ehlub. Yo soy Sabil Ehl Sabah, el alto guardián, y tú eres bien hallado. El Legado te espera.

     Con los dedos índice y anular estirados, indicó la entrada de la cabina de descarga. 

   Al apartar la sucia cortinilla e introducir el pie izquierdo en el cubículo, sintió como las rodillas le flaqueaban. Se dejó caer lentamente sobre el ajado asiento de piel sintética. Alzó la mano derecha sobre su hombro izquierdo y tiró del cable de conexión suavemente.

    Respiró profundamente antes de conectar el extremo circular metálico al puerto de la interfaz synáptica de su cabeza.

    Con la pupila derecha, desplegó el menú de navegación.Se dispuso a iniciar la descarga, recibiendo resignado el familiar hormigueo eléctrico en ambas sienes.

    Hizo login con la pupila izquierda, para mantener libre el hemisferio derecho, por si las moscas. No todo el mundo, ni tan siquiera una pequeña parte, era capaz de hacer gala de semejantes habilidades.

Daemon plug….Login… 686Steganou…running

 

...

bottom of page