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Daedalus.                                                         Cap.XXI

 

        
  
   

Supervivencia...

Eso era cierto. Un granjero muere en la próxima guerra y el cercado, con sus 150 cabezas de ganado queda al descuido. Las vacas mueren, es inevitable.

Los reptiles, sin embargo. Un terrario industrial. Un criadero de 200 reptiles podría sobrevivir meses sin el amparo de la mano del hombre. Aproximadamente diez meses Es probable que al año, encontrases 190 reptiles sin cola y una decena de esqueletos.

 

La ciudadela. Sabías que estaba ahí, pero tampoco te importaba. Como un centro de poder a ras de suelo. Nadie preguntaba nada. Tan sólo era parte del paisaje.

 

Steganous escupió con violencia el último trozo de hamburguesa. Al volver la cabeza, encontró la figura del viejo con una pierna flexionada sobre el guardabarros derecho del coche.

 

-¿De dónde cojones sacaste esa reliquia? Creía que los vehículos a motor estaban prohibidos.

-Tenemos nuestros contactos, hijo- El viejo se rascaba la nuca con desgana.

 

Steganous giró la cabeza y apuntó a la ciudadela.

-Entonces... así está la cosa, ¿no?

-Si. Así está la cosa. Hay que asaltarla. Ya lo sabes.

 

El viejo se rascaba la tripa por encima de la camiseta raída. “Binary poetry” se podía leer en caracteres pinjin bajo los manchurrones ocres. Se sorprendió al leer el texto. No era habitual ver algo escrito en inglés, desde hacía 60 años.

 

-Steganous... -pronunció el viejo lentamente.

-Llámame “Polilla”- contestó Steganous.

-Polilla... entonces. Esto es más grande que nosotros. Nos trasciende. Quiero que lo entiendas. Soy un soldado y tú serás un soldado. Quieras o no quieras. Eres un soldado, de hecho. En este momento.

-Yo lucho por mi bando. Me fío de vosotros igual que de cualquier otro.

-Poco a poco, muchacho, poco a poco. Hay cosas todavía tardarás en comprender.

-¿Cómo vamos a hacerlo, viejo?

-Todo está preparado, muchacho. Todo está preparado.

 

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